viernes, 7 de septiembre de 2012

Como empezó todo

                 La historia no va a sorprender a nadie, porque empezó como empezó para muchos: leyendo "Padre Rico, Padre Pobre" de Kyosaki. Y luego, "Quien se ha llevado mi queso" de Spencer. 

¿Estos dos libros son malos? SI. Son malísimos. Los únicos que se hicieron ricos con esto son, si, ya lo saben: Kyosaki y Spencer.

Pero ambos tienen una particularidad: te despiertan dudas. Tienen esa característica esencial de todo buen libro: cerrás la última página, y te quedás con ganas de seguir leyendo. Y de hacer cosas al respecto de lo que leíste. Empezás a preguntarte... ¿yo puedo llegar a tener dinero? ¿Yo puedo ser financieramente libre? Y ya si un libro puede hacer eso, si puede lograr que pienses, aunque sea un poco, ya vale la pena.

Analizar eso fue solo el primer paso de algo que se fué transformando en pasión: aprender a invertir. Y luego, surgió un objetivo adicional: que muchos mas aprendan conmigo.

Y esto último no es menor. Creo que lo primero no puede existir sin lo segundo. No me imagino como un millonario oscuro y tacaño metido en su tétrica mansión amasando fortunas sin disfrute. Ni tampoco me imagino lográndolo solo. Me imagino logrando una relación con el dinero y las finanzas que hagan mi vida mas placentera, que me permitan viajar, disfrutar de las pequeñas cosas, y de las grandes, y sobre todo, haciéndolo en conjunto, con muchos otros, y que muchos mas puedan hacer lo mismo.

Pero algo mas quedaba dando vueltas: hay muchas páginas, muchas empresas, muchos asesores, que enseñan como invertir, sin pensar que ese proceso es a costa de los demás: la sola recomendación "comprá dolar Blue", tan reconocida últimamente por los argentinos, tiene intrínseco otro pensamiento, no expresado: "no pienses en las consecuencias para los demás, no pienses en las consecuencias para tu país". Y si uno piensa que no hay otra forma de hacer un país, no hay otra forma de hacer un mundo, que no sea trabajando en conjunto, no hay manera de que ese principio pueda tener sustento, porque pensar la inversión con un proceso individual, sin el mas mínimo rigor social, es conducir al colectivo irremediablemente a la perdición.

Este blog es (aunque suene a frase echa) el principio de un camino que busca ser distinto: aprender a invertir, desarrollando el concepto de inversión social.

Poco a poco, todos los conceptos acá expresados, se van a ir aclarando en el blog. Sigan leyendo. El camino recién empieza.

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