martes, 2 de octubre de 2012

Ser millonario hoy

Las estadísticas indican que hoy el 0,1 % de la población mundial (1 persona de cada 1000) es millonaria. Y solo el 0,001 % de la población (1 persona de cada 100.000) es multimillonaria (es decir, que posee más de 30 millones de dólares).

Hace algunas de décadas, tener un millón de dólares - en Argentina, en Estados Unidos o en casi cualquier parte del mundo - eras ser un hombre rico y poderoso. Hoy ya no es tan así. El valor del dolar en relación a los bienes consumibles (todas las cosas que se pueden comprar con el dinero), ha bajado mucho, y ser millonario no significa tener la vida asegurada. Y mucho menos, si en vez de ser millonario en dólares, sos millonario en la moneda de tu país. Si sos millonario en Argentina, en pesos, en realidad tenés unos 160.000 dólares, que en argentina significa, en Buenos Aires (Capital Federal), mas o menos un departamento de 2 ambientes en un barrio aceptable. Nada despreciable, pero no alcanza para mucho. Si sos millonario en dólares, estás un poco mejor, pero digamos que tampoco tenes tu futuro asegurado si no sabés que hacer con el dinero.

Así, ser millonario hoy es un concepto relativo. El sentido que debe tener en la actualidad es más bien un simbolismo, que traducido sería: ser independiente financieramente, o mejor dicho, "tener el dinero suficiente como para no tener que pensar en el dinero". Es decir, que la búsqueda de "ser millonario", es una búsqueda de ser mas libre, si es que eso lo puede lograr el dinero. Y no tiene que ver tanto con un millón a alcanzar, sino con el camino que se emprende para hacerlo: si uno logra consolidar un proyecto, y seguirlo, como si fuera un sueño en su vida, seguramente lo alcanzará, y sea cuanto sea el tiempo necesario para hacerlo, indudablemente el esfuerzo valdrá la pena. Pero supongamos que incluso, no se llega a cumplir el objetivo final: con solo cumplir el 80 % (70 % o 60 %), ya sin duda es mucho mejor que no hacer nada, y seguramente habremos alcanzado logros que jamás imaginamos.

Y hay un dato esperanzador para comenzar: Actualmente los ricos “hechos a sí mismo” (los que de la nada, o desde muy poco logran ser ricos) son el 82% de la totalidad, y solo el 18 % es rico por la herencia recibida.

Entonces, juguemos a ponernos como objetivo llegar a tener el codiciado (simbólico) millón. Pronto veremos que no es tan complicado como parece. Y posiblemente, la experiencia nos cambie la vida.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Como empezó todo

                 La historia no va a sorprender a nadie, porque empezó como empezó para muchos: leyendo "Padre Rico, Padre Pobre" de Kyosaki. Y luego, "Quien se ha llevado mi queso" de Spencer. 

¿Estos dos libros son malos? SI. Son malísimos. Los únicos que se hicieron ricos con esto son, si, ya lo saben: Kyosaki y Spencer.

Pero ambos tienen una particularidad: te despiertan dudas. Tienen esa característica esencial de todo buen libro: cerrás la última página, y te quedás con ganas de seguir leyendo. Y de hacer cosas al respecto de lo que leíste. Empezás a preguntarte... ¿yo puedo llegar a tener dinero? ¿Yo puedo ser financieramente libre? Y ya si un libro puede hacer eso, si puede lograr que pienses, aunque sea un poco, ya vale la pena.

Analizar eso fue solo el primer paso de algo que se fué transformando en pasión: aprender a invertir. Y luego, surgió un objetivo adicional: que muchos mas aprendan conmigo.

Y esto último no es menor. Creo que lo primero no puede existir sin lo segundo. No me imagino como un millonario oscuro y tacaño metido en su tétrica mansión amasando fortunas sin disfrute. Ni tampoco me imagino lográndolo solo. Me imagino logrando una relación con el dinero y las finanzas que hagan mi vida mas placentera, que me permitan viajar, disfrutar de las pequeñas cosas, y de las grandes, y sobre todo, haciéndolo en conjunto, con muchos otros, y que muchos mas puedan hacer lo mismo.

Pero algo mas quedaba dando vueltas: hay muchas páginas, muchas empresas, muchos asesores, que enseñan como invertir, sin pensar que ese proceso es a costa de los demás: la sola recomendación "comprá dolar Blue", tan reconocida últimamente por los argentinos, tiene intrínseco otro pensamiento, no expresado: "no pienses en las consecuencias para los demás, no pienses en las consecuencias para tu país". Y si uno piensa que no hay otra forma de hacer un país, no hay otra forma de hacer un mundo, que no sea trabajando en conjunto, no hay manera de que ese principio pueda tener sustento, porque pensar la inversión con un proceso individual, sin el mas mínimo rigor social, es conducir al colectivo irremediablemente a la perdición.

Este blog es (aunque suene a frase echa) el principio de un camino que busca ser distinto: aprender a invertir, desarrollando el concepto de inversión social.

Poco a poco, todos los conceptos acá expresados, se van a ir aclarando en el blog. Sigan leyendo. El camino recién empieza.